Cómo ruge el destino,
ese que sembraste palmo a palmo de vientos.
Berreas tu cobranza que no desentona,
pero igual estoy triste.
¡Lo que pudo haber sido tu vida, jilguero,
mi chambón sin conciencia, sin virtud, sin apego!
Se cayó el escenario
como se desmoronan redonditos los sueños:
sólo en un parpadeo,
y me duele el reembolso que te hace la plaza,
¡pero te fue tan cómoda y durante tanto tiempo!
¿Diré que es injusto?
Me anuda la garganta
tu mano extendida al vacío de un ciego.