lunes, 16 de septiembre de 2013

Equilibrista




Decidió subir 
por un rayito de sol
-nadie lo detuvo-
Resbaló de hoja en hoja 
por el jazmín de algún jardín.
¡Qué suculento!
Fue entonces que se quedó
en el ángulo más lúcido de la tarde
y desde allí     
(y con los ojos tapados)
coloreó sin pretexto el horizonte 
hasta intuir
una calzada para pájaros.