lunes, 17 de junio de 2013

No se puede amar sin ser un santo










No se puede amar sin ser un santo
porque el amor tiene eso que ennoblece
dándose al otro, pues se compadece
y anhela verlo bien por todo encanto.  


Habrás ido más allá del espanto
-¿y quién podrá negar que eso enaltece?-
cuando al sentir el frío que estremece
te enardezca el amor a ser un manto
.

Mas, de estas cosas, ¿quién es suficiente?
¿Se puede ser amor y ser humano,
ser débil, egoísta, libertino?


Asomará el amor, esa simiente
que te hace ver al otro tan cercano,
si en el humano nace lo divino.