sábado, 9 de febrero de 2013

Largá







Yo sé quién sos, tristeza.

Te reconocí apenas doblaste la esquina.

Y sé de dónde venís….

De recorrer todo lo que pudo haber sido y no fue,

de contemplar el espectáculo de lo que no se puede cambiar,

de agitar el aire que ya fue respirado.

Te vengo diciendo: ¡ya te vas a ir…!

Mientras tanto andás por ahí,

haciéndome la pasadita,

y yo te miro pero no me dejo,

te miro pero no te toco.

No te hagas, tristeza,

te reconocí 

a pesar del sol en lo inconcluso de tus ojos.